sábado, 10 de julio de 2010

No hay tregua

16:30. 9 horas de bar sin parar. 1 bronca. 1 reloj roto, una botella de Heineken reventada en el suelo. 3 personas expulsadas del bar. Más de 50 cañas. 1 copa rota por mí. Sí la cosa está en que me aburría he levantado la vitrina y he visto como la copa llena de palillos se deslizaba muy lentamente hasta escuchar la temible combinación de torpeza, gravedad y suelo. LLego a casa. Estoy sólo y me toca estremar. No es que este sucia la casa, si no que me agobia tanto desorden. Estoy cansado pero misteriosamente tan alegre que barro la casa,limpio la arena de los gatos, los pájaros tienen su agua y su comida, recojo el salón y me bajo la basura. Es tan tarde para ponerme a cocinar que prefiero saciar mi apetito con una buena sandía. Según me siento en la mesa empiezan las discusiones con las dos hermanas de arriba.



Que si eres una hija de puta, que si no me tienes que robar aquello. Los chillos suben los decibelios y agotan mi ya bapuleada paciencia. Decido que estoy cansado pero quiero comer en tranquilidad. Pongo la labadora y saco la fregona al balcón. Desde ahí se escuchan con más fuerza los gritos. Vuelvo a la cocina. Por el patio más quejas. Los triste es que la mayor tiene ya 27 años y la pequeña 18. Comienzo la sandía a rebanadas. Me gustaría subir arriba y decir: "chiquillos que estamos en San Fermines un poco de tregua.Tampoco es cuestión de porculear más." Pero no. Decido pasar a la acción con la sandía.




Paso de las rebanadas a cortar triangulos gigantescos y zambullir mi boca en su carne. (esta última frase me la podeis plagiar para cualquier obra erótica) Su líquido chorrea por mi boca (espera espera tío...¿es esto un relato erótico o es más bien un blog? ...ostias que jambo) Suena una amenza de tirar no sé lo qué por la ventana. Se acabó. Guardo la sandía. Me lío un porro. Miro la entrada de Marytxu..."cómo escribe la cabrona" pienso. Comienzo la entrada nueva. Saboreo la desconexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario