miércoles, 31 de agosto de 2011

Reconstrucción al 30%

Llevo sólo dos días de vacaciones y empiezo a notarlo. Hoy visita al planetario. Me ha dado vergüenza entrar sólo al planetario. Al final he entrado y ha sido espectacular. No somos nada y en esa sala no eramos casi nadie. Apenas un par de parejas poligoneras que habrán aprovechado para manosearse, un grupo de 4 personas mayores y yo. El de la chupa y guantes moteros.
Cada grupo en un punto cardinal.

La proyección increíble. Han sido los 4 euros mejor pagados en mucho tiempo. He creído sentir una pequeñísima parte de lo que debe de sentir un astronauta. La sensación de ingravided, la admiración por lo oscuro y brillante del universo.

Mañana salida motera en solitario por una serie de pueblos a 30 km de aquí. Sacaré fotos y prometo no prometer que las subiré. Por la tarde al Museo y a ayudar a una amiga con la mudanza.

Lo que me tiene sorprendido de hoy, está siendo que no somos nada en el universo. Que creamos universos a nuestro alrededor. Que si el tuenti, que si mis amigos, la relación laboral ... Y pensamos que sólo existe eso. Acostumbrados a no levantar cabeza, (unos más que otros) la mitad morimos en reparar demasiado en la Naturaleza. En lo que nos rodea y de lo que somos parte.
Sin ir más lejos, hoy en la bajera, una mosca ha caído en la tela de una araña pequeña. No te puedes ni imaginar el revuelo que se ha montado. Como siempre han aparecido los listos que todo lo saben y han empezado a hablar de arañas, telas y moscas cuales documentales de la 2.
Los demás nos hemos acercado y hemos comentado las posibilidades de la añara y de la mosca. Hemos tocado un poco la tela de araña, y la jodía no ha parado de correr de un lado a otro.

Lo dicho, que tenemos la naturaleza cerquísima nuestra y nos obsesionamos con crear universos que muchas veces no logramos ni descubrir cual es nuestro lugar.

Ahora mismo sin ir más lejos, desde el balcón puedo ver más de diez ventanas, en las que una pantalla o un monitor es el centro de miradas y pensamientos. Yo me he salido un rato. Me he sentado mientras la vecina de enfrente apartaba su mirada para ver qué cojones hacía su vecino, y he pensado en mil tonterías mientras miraba el anaranjado del cielo. Lo primero la puta contaminación lumínica y después cien cosas más.
Es lo que me gusta de donde vivo. Noches aparentemente tranquilas y que en apenas cinco miuntos andando puedes abstraerte casi por completo de la ciudad.

Mañana seguiré con más paranoyas y tonterías. A ver si me animo y escribo algún relato Ciao

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