miércoles, 24 de marzo de 2010

Ya ya sé que os tengo un poco olvidados y es una lástima pero no depende de mí.
Ahora mismo son las 14:47 de un miércoles más en mi vida. En cosa de trece minutos estaré luchan do con los clientes sin parar. Pero bueno. Antes de ello no os privaré de una anécdota más de mi vida.

Ocurrió hace un par de semanas. El Renault Clio (más bien su cuenta kilómetros) decidió jubilarse y la aguja que marca la velocidad marcó los 190 Km/h (la velocidad real apenas eran 120 Km/h) y se escondió. Como diría aquel "a eso se le llama tumbar aguja"

El caso es que dejé el coche en el taller y esperando a mi padre en un parada de autobús me acordé de mi abuelo. La semana anterior había muerto un hermano suyo y en un pensamiento bizarro me dió por pensar... "si la palma mi abuelo ¿me dejará el Vectra que se compró?" y según acababa de pensar y me giraba hacia la derecha me choqué con mi abuelo. Mi abuelo que vive como a 3 km de el sitio de donde yo estaba y que tampoco es frecuente que ande por ahí. Me quedé bastante "noqueado" acababa de pensar en mi abuelo y allí apareció. No dejó de ser una anécdota.

El miércoles y sin noticias del mecánico le llamé. Me comentó que si él iba a por la pieza me cobraría 150 € porque perdería más de dos horas allá. Me "ofrecí" voluntario a cambio de que no me cobrase la mano de obra.

Estando en el desgüace y tras media hora de espera empecé a pensar..."que bueno sería tener un conocido aquí, pero por otro lado es imposible porque de tenerlo le había avisado para que me sacara la pieza gratis. Además sería estupendo que me pudiera enseñar todo esto" y así estuve pensando como 10 mins.

Al cabo de ese rato un rostro conocido asomó. No conseguía ponerle nombre pero nunca olvido una cara. "¿Unai?" inquirió aquella persona. "¿no me recuerdas? yo estuve saliendo con una amiga de tu ex hará 8 años". ¿conoces esto por dentro? Venga que te lo enseño" y sí. Tras esa información ya adiviné quien era, pero no dejó de ser una situación extraña.

En una misma semana me puse a pensar dos cosas que sucedieron. La primera podeis decir que puede ser un hecho fortuito. Pero la segunda...puedo jurar y perjurar que me autoconcencí de que era imposible que nadie que yo conociera trabajase allí.

Además ya puestos existen dos desgüaces en Pamplona. Podía haber ido a cualqiuoera pero por alguna circunstancia ajena a mí, acabé en el que trabajaba un viejo conocido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario