jueves, 27 de enero de 2011

Reflexiones de un majadero

Lo dicholas 00:03 de un intercambio entre jueves y viernes. Estos días claro que me han pasado cosas extrañas, raras y otras tantas que recuerdo. Tengo que pedirte perdón, puesto que estoy muy centrado en el partido que tengo este sábado, en el cual lo más probable es que dirija yo sólo al equipo. No pienso que no esté capacitado, si no que mi compañero es lo que me da seguridad en los partidos. Somos equilibrio mutuo y este sábado me da miedo "vivir demasiado" el partido como me suele pasar. Pedido el perdón, continío con una breve anécdota de esta semana:

Lunes. Comienzo de la última semana de Enero. Crisis mundial, Reyes y rebajas. Ley antitabaco incluída el pack. Lo que la suma de los factores da un resultado de una semana en la que poco o nada se iba a trabajar. A eso de las diez de la mañana entra una mujer rubia. Mediana estatura. Sus ojos transmitían energía, pasión. Vida en estado "adrenalítico"
-"Buenos días. ¿Podría colgar este cartel?". Me enseñó una hoja puesta horizontalmente. Le dije que sí sin leerlo, que no había problema. Me miró más de cuatro veces, lo que con la energía que me enviaba me incomodoba. Al final y ante el asombro de las 6 personas que estábamos en ese momento en el bar, sonrió y me preguntó:

-Perdona... ¿Tú eras el de las imitaciones?". Me dejó roto. Me descuadró y le respondí de forma negativa. Ella me confirmó que sí y dijo algo de una tarde de miércoles, que ella es cuando deja de dar clases.

Recordé aquella tarde, pero no sé si por vergüenza le dije que algo recordaba. Ya le dije que por qué no me recordaba por lo guapo, simpático, alegre o inteligente que era.
Repondió como yo esparaba. Con una carcajada sonora y contagiosa que se extendió por el bar.
Después salió por la puerta contenta, pero yo reflexioné en voz alta "Si que debo de hacer el tonto para que la gente me recuerde por hacer imitaciones y mi amplio repertorio de tonterías" todo el mundo siguió riéndose. A mi no me afectó en nada, pero... un rato payesete soy.

Unos me dicen que soy un crío. Otros que soy maduro. Poca gente tendrá una opinión intermedia sobre mí. O caigo bien o mal y no hay más. Con esto quiero decir, que cuando estoy haciendo todo el rato el tonto, la gente lo toma como un acto de inmadurez. Sin embargo yo pienso que bastante jodido está el mundo, como para encima andar con cara de perro todo el día. Claro que tengo problemas (tú los sabes más que nadie) y claro que tengo mis comeduras de olla, pero pienso que el que ríe sus males espanta.

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