martes, 14 de diciembre de 2010

Soy un cobarde

Y no tengo otra más que reconocerlo. Mientras trabajaba en el bar, me he quedado petrificado escuchando como la hermana de una fallecida por maltrato machista, (ni de género ni ostias. En este caso era un troglodita que había llegado hasta nuestra época y nosotros sin darnos cuenta) relataba las penurías que ese animal (no se merece el respeto de nadie) había hecho a su acuchillada hermana.
Una de las cosas que a todos nos ha llamado la atención, es que, cuando la dejaba en casa, "Cristina" tenía que llamarle desde el fijo a su móvil en menos de 5 mins. Así demostraba que estaba en casa. Cuando no le llamaba, el sujeto éste empezaba a llamar a toda la familia para saber si estaba en casa o no.
Y no pienses que era una mujer de los tiempos de Franco o... Era una joven con Tuenti. Con cuenta en Youtube. Que vivía pensando en mil cosas. Que no soñaba con morir con 25 años sino que hasta habría hecho planes para disfrazarse en Nochevieja. Y una escoria humana (igual que los subnormales que se meten con gente disminuída física o mentalmente) se la ha llevado por delante.

Como decía antes...Soy un cobarde. Esto sólo lo sabemos yo y mi ex novia.
Hará un año y medio fuimos a pasar juntos el día a Donosti. Lo que menos importa decir es cómo fue el día. Aparqué el coche en un parking subterráneo, que encima tiene una plaza que tiene un quiosco y que creo está la estación de autobuses en la misma plaza. Cuando íbamos para el coche escuché detrás mía "Para. No me pegues más por favor. No sé nada." Me giré. A mi izquierda una mujer con un abrigo de piel. Un niño rubio y una niña castaña muy bien vestidos. Su madre calzaba unas gafas de sol de marca. Más allá una cuadrilla de 4 adolescentes miraban la escena. A mi derecha unos ancianos y en el centro mi ex y yo. Miré dentro del quiosco y un vagabundo agarraba por los pelos a otra vagabunda que no paraba de llorar. Que no paraba de emitir un desgarrador chillido que te calaba en lo más profundo del alma y que, supongo como al resto, te paralizaba.

Mi corazón latía cada vez más fuerte. La adrenalina se apoderaba de mí. Sentía cómo la rabia se apoderaba de mi ser. Pero me quedé inmóvil como el resto de los allí presentes. El vagabundo la lanzó contra el suelo "¿Qué ostias puedo hacer?" Grité a mi ex. Ella me miró. Su cara reflejaba el mismo terror que la mía supongo. No encontré respuesta. Dos calles más abajo había una pareja de Ertzainas pero deduje rápidamente que no llegarían a tiempo. Quería hacer algo y tan sólo pude llamar al 112 y explicarles lo que estaba viendo. Les dije que era de Pamplona y describiéndoles la plaza tan bien como pude les colgué.

Mientras, el vagabundo seguía insultándola y aquella mujer pedía desesperadamente una ayuda que ninguno de los allí presentes pudimos prestarle. Por eso siento que soy un cobarde. Porque dada mi envergadura podía haberme metido por medio y parar lo que era ya una paliza. Podía haber cogido un palo e intentar amenazarle. Podía haber hecho tantas cosas que no hice... Que siento ser la persona más cobarde que existe, al menos en ese aspceto.
A los 3 minutos y con aquel hijo de puta como casi vencedor de un desigual combate, apareció la Ertzaintza y uno de los agentes le placó.

Incluso ahora mismo frunzo el ceño y cierro el puño lleno de rabia recordando cómo pude actuar y cómo no lo hice. Recuerdo como aquella mujer de, en apariencia, alta escala social, no hizo nada.
Como aquellos jóvenes solamente miraron y como los abuelos contemplaban la escena. Estaban pegando a una mujer y nadie hacía nada. Tan sólo una miserable llamada. Por eso mismo a la mañana me he metido a la cocina y se me han escapado un par de lágrimas. Para mí una mujer es algo único. Es un dios de carne y hueso. Siempre inteligentes. Astutas. Siempre rindiendo más de lo que la gente cree. Con ese tacto de piel tan fino y ese calor corporal y emocional que tanto necesitamos todos los hombres. Incluído el Poeta Borracho. Este si cabe más aún. No echa de menos lo que no conoce u olvidó (sentirse amado).

Y no están teniendo las cosas fáciles pero ahí están. Incansables. Por eso me gusta rodearme y hablar tanto de mujeres. Porque me divierto. Dicho esto, dicho todo. Espero que hayas disfrutado de la entrada tanto como yo necesitaba escribirla.

1 comentario:

  1. No te culpes... el miedo nos paraliza y no nos deja actuar con claridad... Podrías haber hecho algo, pero por lo menos actuaste vía móvil y no es que no hicieras absolutamente NADA como esa señora o los adolescentes que observaban...
    Yo una vez iba conduciendo y en un seat leon negro iba el conductor pegando a la chica que le acompañaba... le tiraba del pelo y le aplastaba la cara contra el cristal... lo único que pude hacer fue pitar.
    Llegué a casa y escribí la historia en el blog también, es algo que te marca.

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