miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tranquilos

Estoy vivo. Lo presiento (hace una hora que no siento nada ya)

Tengo que decirte que sí . Oficialmente soy entrenador de Orvina fútbol 7. La experiencia ha sido dolorosa (esto de hacer deporte es peor que no hacerlo. Ahora que hago deporte tengo agujetas y me duele todo el cuerpo. Antes no hacía nada...y estaba a las mil maravillas)


También me ha hecho sentir que el tiempo pasa. Al volver al poliderpotivo que tan buenos ratos me ha dado, el coordinador me estuvo venga a presguntar si conocía a un tal "Gonzalo". Yo supuse que era un hombre mayor, así que le negaba. Él me insitía que sí y yo como podía le decía que lo más seguro es que no.

Salimos fuera y me presenta a "Gonzalo" Un chaval de 15 años. Que me preparó un par de ejercicios. Me pongo a correr con los niños, para que vean que soy partícipe del entrenamiento y demás. Primer síntoma de mi estado de forma. Apenas 3 vueltas al campo después, los niños se descojonaban de mí al tiempo que yo me deshacía.

Demasiado gordo y mayor para estas cosas.


Comienza el entrenamiento.Y me quedo observando a aquel chaval que me pasaba media cabeza, como un mono ante un espejo, que duda de que si lo que está viendo reflejado es otro mono, o su reflejo.

Me lanzo a preguntarle: "Oye Gonzalo...cuando tenías 7 años ¿no te entrenaría un tipo así gordo, simpático parecido a mí verdad?"

El dudándolo y desde las alturas (me pasa media cabeza) me responde que sí. Que sí que le sonaba algo. Ahí es cuando de repente, como en los dibujos japoneses, me convierto en un abuelo con bastón, encorbado y sin dientes.


"Gonzalo...yo soy aquel tipo" Y no paré de decirle como un autómata "¡qué cabrón! Que viejo me siento" Y qué verdad. Aquella promesa del fútbol había pasado de Orvina al Txantrea y de ahí a Osasuna, para acabar en el Antiguoko (actual filial de la Real Sociedad) y ser ya no una promesa, sino una realidad futbolística.



Y yo con más pasión, más entrega y más experiencia que cuando lo conocí, pero siguiendo siendo el mismo pelao que años atrás. Eso sí, al menos sé que por mucho que algún día publique mi primer escrito, no ganaré el Premio Planeta ni en sueños.



También me dió tiempo a quedar con mi ex. Después de currar y entrenar acepté la propuesta de ir a ver una película a su casa. Con la sensación de ser un hombre castrado moral y físicamente pensé que no me vendría mal desconectar un poco.



Aunque esa historia la contaré mañana. Prometido. Antes de irme a entrenar la colgaré. Seguro.

2 comentarios: