martes, 3 de mayo de 2011

Todo por el dinero

Había acabado de decorar mi nuevo despacho, pegando las pegatinas en forma de letra sobre el cristal de la puerta. Se podía leer: "Cristhofer Hitler Franco. Detective y cazarecompensas profesional"Es cierto que llevar esos apellidos me había puesto las cosas más sencillas.
Me pongo el sombrero. Estiro los tirantes de mi pantalón y cebo un poco la pipa mientras espero a mi próximo cliente. Me gusta hacerme el interesante, y aunque no tengo ni idea de inglés siempre tengo a mano un ejemplar del New York Times, para que mis clientes me crean cierto estatus.
Pese a estar en pleno siglo XXI todo tenía un tono grisaceo. Como en blanco y negro. Que extraño...
No. Espera. Llevo las gafas de sol puestas.
Golpearon con los nudillos el cristal de la puerta y sin que yo mediera palabra se asomó. Era pelirroja. Medía 1.80 y vestía un vestido de alta costura. Todo su cuerpo era totalmente simétrico, así como sus complementos.
Mientras me explicaba que estaba preocupada por su marido, intentó ordenar de forma también simétrica mi escritorio. Dos bolis a la derecha y otros dos del mismo color en lado izquierdo. Puso dos figuras distintas pero a la misma altura tanto del borde como de las dos lamparas que presidian la mesa.
"Verá estoy aquí porque creo que mi marido quiere asesinarme. Se ha canasado de mí y quisiera que lo espiara. Tengo fotos y los datos de cuando entra y sale de casa. A qué es alérgico y dónde trabaja. Por cierto, si consigue saber de sus planes antes de 36 horas, le recompensaré con 50.000 euros en metálico."-me dijo
Entonces le acompañaré yo mismo al banco y después le entregaré a la policía. Le respondí.
Ella se sorprendió y yo seguí con mi discurso.
Su obsesión por las cosas simétricas le hizo pasar por alto el pendiente que no lleva en la oreja izquierda, pero sin embargo lleva incrustado en el tacón derecho y lleno de sangre. Por no hablar de las heridas que tiene en la muñeca. Las de la izquerda presentan una incisión de arriba hacia abajo. Como si alguien se hubiera agarrado y resbalado o caído al suelo. Sin embargo los rasguños de la piel de la muñeca derecha miran hacia usted, con lo que deduzco que se autolesionó para poder ser totalmente simétrica.

Además. Su marido sospechaba que su valiosos seguro de vida valorado en 3.000.000 de euros sería demasido goloso para una mujer conocida como "la viuda negra" así que me contrató hace 3 meses.
Ella sonrió y preguntó ¿Aún así quién va a creer que he sido yo quien lo ha matado?
Le enseñé mi teléfono móvil. Ella lo entendió todo y lo asumió.
En la pantalla se veía reflejada ella con un cuchillo en la mano y un texto diciendo: "Ella ha sido quien me ha matado. No deje que se salga con a suya."
No contó con la tecnología de hoy en día y tampoco con que por 10.000 euros más los dos nos hubieramos quedado contentos. Yo por cobrar mis honorarios y ella por cobrar la herencia.

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