Hay días en los que uno no se encuentra. En los que madruga como un autómata pero sabe que no es él. Que sólo es su cuerpo en constante movimiento. Quizás nos hemos dejado la cabeza en la cama, pensando en alguna cosa de antes de dormir. Quizás la hemos dejado ayer por la tarde, cuando quedamos con aquel amigo que nos contó aquella historia. Y así me encuentro yo desde hace dos semanas. Quizás desde mucho más tiempo atrás que no quiero reconocer. Pero sí es cierto que vivo como un autómata. Que no me asusta la monotonía pero que cada vez que hablo y pienso en lo qu he dicho, me fijo en que soy un tipo muy extraño. Con mil manías absurdas. Que no para de trabajar, de entrenar y de... De vivir porque es "lo vital". Putada más grande eso de que no se puede tener todo en la vida. He pasado de ser un vividor nato, de sufrir cada fin de semana mil aventuras a... Sufrir cada sábado en el partido, recuperar el sueño perdido durante el resto de la semana y poco más.
Me hace mucha gracia cuando la gente se queja. Sí porque menos aquí, yo de normal no me quejo. Puedo estar cansado, con agujetas, con las piernas raspadas de entrenar jugando a fútbol (apaguen esas mentes calenturientas) simplemente hago lo que tengo que hacer con la mejor energía posible y poco más. Quejarse sólo me parece una manera absurda de perder tiempo y energía. Y de lo primero, aunque creamos que andamos sobrados, no es así ni de coña. No quiero recurrir a eso de "no me quejo, porque siempre se puede estar peor" quita, quita. Cada uno mira por sí. Si yo tengo 10 y necesito esas 10 ¿para qué cojones darle al vecino? Si depués me las voy a ver yo canutas... En fin que mi hermano y su imperiosa necesidad de red social me apartan del ordenador. Nada, a cenar ligerito (hoy descubrí en el bar una fotografía de cuando jugaba al fútbol y lo delgado que estaba. Así que por orgullo, me he picado y espero que esta vez se la definitiva para cuidarme.
Gracias y hasta la próxima que espero sea pronto.
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