viernes, 4 de noviembre de 2011

Parte 6 de Sir nadie.

Salgo rápido. Vuelvo a huir. Siempre he sido un tipo con buena orientación. De pequeño nada más entrar a un gran almacén, siempre me soltaba de las manos de mi madre para perderme por el lugar. Me paraba delante de los televisores y ponía esa cara de interesante que veía ponían los mayores. Al igual que ellos me acercaba y miraba el precio. Muchas veces siendo una sombra diminuta y paralela de otro adulto cercano. La gente se reía por mi imitación pero yo lo hacía en serio y preguntándome por qué hacían eso.
Como te decía me gustaba soltarme de mis padres para luego jugar volverlos a encontrar.
Siempre pasaban por la caja 8 y 9. Por tanto en cuanto me entraba el miedo, volvía al punto de encuentro y lo vigilaba.

Con la metralla de los recuerdos recobro la noción de dónde estoy. Como si de un gps se tratara he aparecido en el lavadero. Son las 23 de la noche. Sólo como siempre pero lleno de sangre ajena como otras tantas. Una mujer con las tetas fuera se acerca. Joder, o es una loca o una puta. La digo que me espere. Me acerco al 24 horas de la gasolinera compro una litrona de cerveza un bocadillo de lomo. Me acerco a ella y le doy lo que he comprado más un trozo de la piedra de hachís.
Sonríe. Sin mediar palabra se pone a cuatro patas apoyada sobre el coche mojado. Todo sin mediar palabra. Como si de un baile de salón se tratara. Ya pudiera aprender Nestlé de publicitar algo tan dulce de manera tan sútil. Empieza un contoneo de cuerpos que como todo, acaba finalizando.

Por simpático tienes un descuento de 5 euros- Mientras saco 20 euros de la cartera, pienso en por qué los hombres no hacen la calle para mujeres que gusten también de sexo con desconocidos y sin mediar mucha conversación. El machismo es tan en este mundo que los hombres sólo se ofrecen de "Scort" cuya tarifa mínima es de 50 euros con derecho a polvo.
Se aleja contoneándose. Todavía sigo seducido por su mirada. El polvo sólo ha sido una escusa para saciar mi parte más animal. La más básica. Pero le hubiera pagado sólo porque me dejara seguir viendo su mirada y escuchar de sus historias.

Salgo de la gasolinera. Facturas, alquileres, gastos, subo la música hasta desencajarme el tímpano. Esta vez no puedo huir. No dejo de pensar en mi vida. En saber cual fue la decisión que me hizo ser como soy. En qué momento dejé de elegir bien para elegir simplemente.

Hay un Volvo S 40 que lleva un rato detrás. Doy un par de giros extraños. Sigue detrás.
Me freno más tiempo del debido en un ceda el paso. No hay señal de queja. ¿Me estará siguiendo? ¿los colegas del nazi? Ni de coña. No les ha dado tiempo a localizarme. O eso creo.
Cruzo la ciudad y cuando salimos desaparece en la primera salida al extrarradio.
Joder tengo que controlar más este tipo de paranoyas. Ya había empezado a sudar y las palpitaciones.

Comienza a llover. Los vecinos y sus visitas, han elegido que aparque a 5 manzanas de donde vivo. Me empapo. Tendría la opción de resguardarme bajo los porches. No la comtemplo.
Me gusta empaparme. Sentir cómo el frío calienta mis terminaciones nerviosas y condensa mi respiración.
Es tanta la lluvia que cae, que aprovecho para limpiarme los restos de sangre reseca de la ceja. No respiro bien y el polvo ha sido un ataque suicida para mil pulmones. Cada vez con menos oxígeno. Creo que por esa intensidad al respirar me han hecho el descuento.
Llego al portal. Antes de subir me miro al espejo. Me observo de arriba abajo. Tengo dos ojos. Debajo una bola carnosa y debajo de ella mis labios. Pongo mis dedos índice, corazón y anular, tres a cada lado de la nariz.
Suena como si una cuchara grande de madera, cayera desde apenas unos centímetros de altura, sobre una encimera de aglomerado. Respiro algo mejor. Abro los ojos. El tipo que estaba en frente ha retrocedido un par de pasos pero sigue teniend la misma expresión en su rostro.
Subo por las escaleras estrechas del portal. Abro la puerta e intento no molestar a los dos rotwailer del comedor. Uno de ellos se me queda mirando, pero vuelve a su estado de suspensión al saber que era yo.

1 comentario:

  1. Joder, la anterior me gustó menos, pero has vuelto a poner el listón muy alto!

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