viernes, 27 de agosto de 2010

Madurez

"Madurez no es edad si no demostrar" esa es mi máxima. A la conclusión que he llegado durante esta última racha tan amarga. Me hace mucha gracia (además literalmente por la irrealidad de las escenas) cuando al decir mi edad aquella chica que tan embobada de mis palabras estaba, se gira y pasa de mí. Sí, ya sé que quizás no hayamos ido a los mismos bares, que tú verías Macinguer Z y yo Los Frutis. Pero a partir de ahí (e incluso antes) la vida te enseña los dientes unas veces y te arropa con mantos de felicidad en otros. Y la madurez no deja de ser experiencia y la experiencia se demuestra.

Vale Poeta..."todavía tienes que aprender mucho" y aquí estoy para que lleguen esos momentos. Pero mi intención tampoco es crecer aún más rápido. Cuando me miro al espejo no veo a una persona de 22 años. Veo reflejada a una persona. Quizás esa es mi mayor diferencia conforme a la inmensa mayoría de gente que conozco. Que cuando conozco a alguien espero antes de tener más contacto o no con esa persona, para ver de lo qué es capaz. Su potencial.

Considero un acto de sobervia eso de "porque todavía te falta mucho" ¿qué cojones sabrás tú? Claro una persona de 40 años te dirá lo mismo a ti. Entonces ¿es esto una competición por tener cuanta más edad mejor, para que nadie te levante la voz pero en cambio mantenerse físicamente lo más joven posible?

El pez grande se come al pequeño. De la misma manera el de 24 años tiene "más madurez" que el de 22. No me hagas reir que hoy es mi día mental libre.
Según he aprendido yo ultimamente la máxima de la madurez, es afrontar tus miedos o problemas que creías imposibles pero que por miedos no has sabido y podido afrontar. Hasta que llega el momento por necesidad vital, (vital en cuanto a "vida") que estás obligado a hacerlo y no puedes esconderte sino asumir responsabilidad y actuar conforme a las decisiones.
Por eso no existe a secas "madurez" si no "madurez emocional", "madurez laboral", "madurez personal" (en cuanto a etapas personales que has afrontado)y muchas otras más.

Yo entre otras muchas cosas y en mi afán por mejorar cada día he aprendido que no hay que perseguir si no seguir algo, alguien.
La diferencia es que cuando alguien persigue una cosa o a alguien acaba por cansarse. Por querer ver el final antes de tiempo. En cambio el que sigue ya tiene la constancia de que el objetivo está lejano, de que la paciencia debe de ser un aliado más y que tarde o temprano (e intentando desanimarse lo menos posible)llegará a su objetivo, o al menos tendrá la tranquilidad de haber sido constante.

Entiendo que esta entrada te parezca demasiado espesa para con el calor que hace fuera pero no deja de ser la razón por la que me siento muchas veces tan raro. Porque tengo otro preceder con la gente y con el mundo que me rodea valga como ejemplo la siguiente entrada que escribiré.

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