miércoles, 14 de enero de 2015

Incapacidad para resumir recuerdos

No te lo voy a negar. No consigo olvidarme de ti. Tú eras todo lo que yo aspiraba a amar en una mujer y yo quizás no estaba en mi mejor momento. Quizás no, después me encargué de demostrarte que no estaba en mi mejor momento.

Sigue reinando en mi habitación el cuadro que me pintaste. Aquella inscripción en latín "Aequam memento rebus in arduis servare mentem" Protege de mis sueños y de las noches que a goteo me acuerdo de ti antes de caer preso de la almohada.

Me gustaba tu manera de reír, de traerme la cena al salir de aquella mierda de trabajo, esperándome con una sonrisa en el coche. Me encanta cuando te mordías el labio en público mientras nos metíamos mano debajo de la mesa de aquella cervecería. Cuando ardimos minutos más tarde en aquel parking de piedras un 24 de Diciembre.

Me encantaba lo señorita que eras y tu mala ostia. Me imaginé un futuro junto a ti pero yo mismo me encargué de destruirlo. Y esa cicatriz es totalmente incurable.

¿Quieres saber mi pecado? ¿Te produce morbo? Sencillamente no me lo creí. Soy al que le tocó la lotería y no supo qué hacer con el premio. Soy aquel que tenía escalera real y le ganaron con un farol. Yo que siempre había presumido de madurez fuiste tú la pieza que evidenció mi chiquillería.

A quien a hierro mata, a hierro muere y decidiste ponerte a mi nivel. Venía desde el Norte con mi nueva máquina y en un descanso que hice para contagiarte mi locura, leí en un mensaje de texto, el final de una historia donde pasaba de protagonista a extra caído en el olvido.

Fruto de aquello y pese a parecer más imposible, demostré que podía estar nominado a estúpido del año y en un site de citas, fui a dar con quien era tu mejor amiga (y yo sin saberlo) para babosearle. ¡Joder! Nunca se me ha dado bien comunicarme por Internet. Y las ínfimas esperanzas que tenía de volver a tener algo contigo se desvanecieron como gotas en un vaso. Vaso que no colmó porque ya estaba desbordado.

Lo reconozco. La putada de vivir en Pamplona es que cuando tengo que pasar por allí, tu sonrisa, tu mirada atenta en mis labios, aparecen entre la pantalla del casco y los edificios. Y el restaurante mexicano ocupa 4 manzanas, y el portal donde te besaba se repite en bucle por toda la avenida, y el sitio donde aparqué para descargar los colchones y pasar nuestra primera noche juntos en tu trabajo, se ilumina con luces de neón para indicarme que una vez, hace años, ese mismo sitio hizo sentirme querido, amado, deseado, seducido... Pero hoy sólo me hace daño.

Es por ello que quiero poner fin a mi tortura. No puedo seguir viviendo sabiendo que existes y no tengo una vida junto a ti. No puedo acostarme cada noche siendo tú mi último recuerdo, porque entre otras cosas, tu seguramente seas feliz con alguien que te valora y yo sigo encerrado en recuerdos que sólo me destruyen. Reconozco mis errores y he de vivir con ellos, nadie sabrá jamás cómo me siento pero se acabó. Voy a guardarte en un cajón, en el cajón que no te mereces pero que he de guardarte si alguna vez quiero descansar y poder mirar al futuro.
Donde tú no estés pero quizás sea mejor. Si no funcionó una vez, no hagamos una secuela. Disfrutemos de aquellos besos apoyados sobre el escaparate de una librería, con la Universidad al otro lado de la carretera. Disfrutemos con aquella mentira que dije "jamás te haré daño" o dejemos para el recuerdo aquella noche de cena en el restaurante indio de la calle Santo Domingo. La Plaza del Castillo vista a las 19.30 una fría tarde de Octubre o Noviembre no recuerdo bien desde el salón del casino central y donde pediste una menta poleo.  El primer beso que te robé. Cómo sabían tus labios en el parking de los cines donde a un lado los muertos son velados y justo detrás nuestra, nuevos adolescentes eligen destino.

Recordemos. Recordaré aquella noche como la mejor noche que he tenido nunca y dejaré que el olvido engulla todos los detalles que no puedo olvidar.


4 comentarios:

  1. Y si volvéis a juntaros y todo aflora...que harías?

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  2. Hay cosas que no afloran querida Airam. El tiempo pasa y cura heridas que jamás pensaste cerrarían. He aquí una historia de amor y de oportunidades. De errores y aprendizajes y también de finales. Con perspectiva maduras y conservas bellos recuerdos que prefieres que sean... Eso... Recuerdos

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  3. Hay cosas que no afloran querida Airam. El tiempo pasa y cura heridas que jamás pensaste cerrarían. He aquí una historia de amor y de oportunidades. De errores y aprendizajes y también de finales. Con perspectiva maduras y conservas bellos recuerdos que prefieres que sean... Eso... Recuerdos

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  4. Gracias a los recuerdos tenemos la gran suerte de conservar los motivos por los que hoy en día estamos donde estamos, con ellos se aprende se crece y nutre uno como persona.Buenos o no tan buenos pero todos ellos forman parte de nuestro camino .Los buenos hasta el final de nuestros días y los no tan buenos con nosotros también hasta el final pero siendo cicatrizados y que sepan el lugar que ocupan

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