lunes, 22 de agosto de 2011

Txarrena

Son las doce del mediodía. El estado etílico que me había hecho ligar brillaba por su ausencia. Boca seca. Me miro al espejo y no me reconozco. Parece que me ha pasado un camión por encima. Sin querer veo que estoy desnudo. Quizás no voy tan sereno como pienso. La sensación de hinchazón en el pene me hace mirar triunfante a la nada. Siendo sincero no sé porque miro triunfante a la nada, ya que ligar no tiene tanto mérito. Bueno ... dependiendo de dónde vivas quizás sí.

Rebusco por casa pero no encuentro nadie. Tampoco veo ningún filete entre los radiadores, ni ningún melón agujereado. Busco por toda la casa ropa desconocida que no encuentro. Aún así la sensación de haber tenido relaciones es notoria.

Me preparo un café cortado. Poca leche y nada de azúcar. Me apetece oler y saborear la intensidad del café del Consum. Intento recordar algo de la noche anterior pero no lo consigo.
Me visto y al salir por la puerta, ésta se abre y me golpea.
Una mujer alta y con el pelo moreno cortado cual maniquí de peluquería irrumpe en la habitación.

Hola cariño ayer ... no estuviste a la altura. Bueno ... ayer la verdad es que no estuviste- Aunque me gustaría recordar quién es no lo consigo. Ella no se da cuenta y empieza a contarme no sé que de que hoy vendrá su madre. Con sigilo salgo fuera y cierro la puerta para que no se entere. Me duele la cabeza. Salgo a la calle a pasear un poco. Necesito que me de el aire e intentar recordar a esa mujer.
Paseo por la gran avenida que podría contar mi biografía. Aquí aprendí a andar en bicicleta, dos bancos más adelante de mi primer beso y ¿ves aquellos arbustos del fondo? ahí me desvirgué.

Suena el teléfono y aparece la foto de la chica de antes. "Cielo móvil". Pulso silenciar y guardo el móvil. Espera. ¿Acabo de dejar a una desconocida en mi casa, disfrutando de mi super café capuccino de sobre del Prica? Me de dejo de anhelos y me lanzo corriendo a mi casa.
Subo las escaleras de cuatro en cuatro. En el quinto piso me da el flato. Respiro. Sólo pienso en mi café y en que quizás hubiera sido mejor esperar al ascensor para subir al décimo piso. Consigo abrir la puerta y la veo sentada frente al televisor bebiendo mi capuccino. Miro al cielo antes de gritar pero mientras levanto la vista observo que la habitación está llena de fotografías y recuerdos nuestros que no asocio. Me quedo boquiabierto. Ella me mira atenta.

León ¿te apetece mejorar lo de anoche?- Me dice mientras se desnuda.
Dos minutos después y tras haber eyaculado vuelvo a mirar a la misma mujer que antes se me hacía desconocida. Misteriosamente ahora recuerdo quién es.

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