viernes, 22 de octubre de 2010

Premoniciones

Son las 12 en punto de la mañana de el viernes 22 de octubre de 2010. Tengo tanto sueño que mi cuerpo me pide algo que no le doy. No. No es comida sino sueño. Tengo tanto sueño que esa falta la sacio con zumos y con paradas hipnóticas frente al televisor del bar. No sé ni qué cojones ponen, pero esa pausa zombie me sienta de maravilla. La gente comenta el fútbol de ayer. La dureza de sus malpagados trabajos y yo sólo tengo pensamientos para qué haré primero nada más salir de aquí.

Los planes pasan primeramente por ducharme y quitarme este olor a tabaco y fritanga tan peculiar de la hostelería a pequeña escala.
Lo segundo viene a ser si irme al cine solito como vine al mundo o empezar a maquinar los planes enamoradizos que tengo. De esto último no tengo muchas ganas porque no sé si mañana tendré contacto. Del cine me asusta pagar 6 euros para,literalmente, dormirme.

La otra cosa que no paraba de tener en mente, era escribir esta entrada. Mi recuerdo al pasado Miércoles. El peor en mucho tiempo. Así que pongámonos en situación.

Martes por la noche. Tras pasarme 14 horas metido en una barra de bar y tras cerrarlo, me encamino a casa. Algo me dice que será una noche más larga de lo que yo quisiera. Como quien espera en el pasillo de un hospital una noticia, me fumo algo de tabaco bien aliñado en un aparcamiento cercano a donde vivo. Espero con una paciencia premonitoria de malas noticias, que me suene el movil. Cuando ya voy por la mitad del cigarro y las farolas de la noche competían por ver cuál brillaba más, suena el móvil.
"Malas noticias...lo que prometía ser un fichaje estrella se complica a última hora. El posible retorno del ex-capitan al equipo hace dudar al presidente si fichar o quedarse con lo que tiene"

Me acabo el cigarro. Me gustaría conducir durante toda la noche y acabar estrellado. Me gustaría bañarme en whisky y perder la consciencia. Al final sólo meto un pequeño aceleron y subo el volumen de la música. 15 horas de curro y un sinfin de ilusiones para esto... Siento que empiezo a derrumbarme.

Miércoles: 10 de la mañana. El bar se encuentra a reventar de gente almorzando. Como viste en la anterior entrada...no tenía mucho ánimo de nada. Me meto a la barra y...premio. La barra indundada. Mi jefe en vez de ir a intentar arreglar el desperfecto, dice que se va al gimnasio. Cada vez que pongo el lavavajillas se inunda más. Mientras no paro de servir, el cachorro no deja de escupir agua cada vez que tengo que lavar. (Sanidad impide lavar a mano) Cada pisada que hago sobre los periódicos es como pisar un excremento canino. Me desesespero. me dan ganas de echar a todo el mundo y cerrar el bar. Me dan tantas ganas que hasta paro durante 20 segundos y cojo las llaves. Las miro...No puedo.

Para colmo, el equipo por el que iba a fichar vuelve a aparecer en escena. Dice que su ex capitan ha mejorado muchísimo y puede que sea titular para el resto de la temporada. Me hundo. Ahora sí no hay vuelta atrás. Hago más fugas que el lavaplatos de la barra. Toco fondo y me declaro en rebeldía con el presidente del equipo. Le digo que yo no soy segundo de nadie y que cuando ficho por alguien es hasta el final. Que paso de jugar algo que en su día jugué y perdí. (de ahí la metáfora del ratón de laboratorio)

Ahora mismo se podría decir que estoy en punto muerto en ese aspecto. Me he dado cuenta de que no me urge fichar por ningún equipo. ¿Qué es cierto que estaría muchísimo mejor fichando? No seré yo quien lo niegue...pero si no se han interesado por mí, es porque no han visto todo lo que puedo dar. Y es una pena, pero no voy a estar donde no se me tenga en cuenta.

La otra cosa que aprendí fue que el diario "El País" es mejor que una esponja. Yo de vosotros siempre tendría un par de ejemplares de ese diario a mano. Yo flipaba lo bien que aguantaba el agua. Cómo la absorvía...los Bomberos no necesitan de bombas de agua para evacuar, con una docena secan el Mar Mediterráneo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario