viernes, 15 de octubre de 2010

La perfección. Ese mito.

El gran mal de esta sociedad no es el tabaco, ni la energía nuclear. Tampoco ningún tipo de arma de destrucción masiva. El mal de la sociedad, es ese tipo de persona que no entiende que tiene que vivir su vida y dejar fluir la de los demás, cual río sigue su curso.

Y cual ritmo del río llegamos a otro tema. La belleza. No negaremos un principio básico e innegable: Lo primero en lo que nos fijamos todos es en el físico. Cuando entra ese hombre o esa mujer desconocida allí donde estamos y nos giramos. Miramos e incluso a veces embobamos. Analizamos con la vista el grado de belleza. Y la belleza tiene algo de genérico pero también algo de específico.
Por ejemplo: Al observar un Ferrari podemos ver unas líneas suaves y poco toscas. Podemos apreciar el mimo con el que su diseñador alzaba por primera vez las líneas sobre una cartulina blanca.
Y reconocemos que eso es belleza genérica. Cuando entra esa persona físicamente perfecta. Con un cuerpo esculpido en máquinas de gimnasio, con la grasa justa y necesaria. Todos reconocemos que es una belleza.

Pero seguimos con el afluente del río de antes y llegamos a la belleza específica. A cada uno le gusta específicamente algo. A mí por ejemplo me gustan las chicas con gafas. Me ha pasado de estar en un bar o en una discoteca y estar los típicos bellezones. Pues yo fijarme exclusivamente en las mujeres con gafas. Por el encanto que suelen desprender...por no sé.
Los Ferraris están muy bien, pero quizás me guste algo más cercano. Por ejemplo un Renault.¿Y por qué no un Nissan? Porque Renault tiene algo que me convence más y que no sabría explicar.

Siguiendo la metáfora acuífera de hoy...llegamos a la desembocadura. Al mar. Al desenlace de esta entrada. En cuanto a mis relaciones sentimentales he estado con todo tipo de chicas. Desde bellezas hasta no tan bellezas. Pero aún así me ha dado igual lo que dijera siempre el resto del mundo. Yo cuando salgo con alguien es porque me gusta a mí. Porque me completa. Porque hace que sonría cada día y me replantee todos mis malos hábitos. Porque esa persona hace que comparta mis sueños, como el de esa casita cerca del mar, que si lees habitualmente el blog sabrás cómo es. No para exhibirla cual trofeo por la calle.

No. Porque yo tampoco me considero un Ferrari y porque creo que existe la belleza pero no la perfección. Y gracias a Dios, Alá, Mahoma o quien coño esté ahí arriba o ahí abajo...yo no soy perfecto. Tampoco me lo creo aunque crea que mi compañera de viaje o mi vida actual, disfruten de una belleza cegadora.

Espero que hayas disfrutado de la entrada casi tanto como lo hago yo cada vez que escribo una. Muchas gracias y...¿nos vemos el Lunes o el martes de la semana que viene?

3 comentarios:

  1. Perfectamente imperfecto :)

    PD: Sisí, nos vemos!

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  2. eso iba a decir yo, la perfección está en las imperfecciones :D

    y sep, seeu ^^

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  3. jajaja que ilusión volver a verte por aquí Marytxu...te echaba de menos...yo pensaba que te habías olvidado ya de mi jajaja.

    Anónimo...espero vernos pues y espero seguir escribiendo sobre cosas que os interesan. Gracias por comentar y animarme a seguir.

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